Denostado por gran parte de los autodenominados «gourmets» o expertos en gastronomía, esa raza de snobs culinarios que nos dicen lo que es bueno o malo como si los cocineros fueran grandes diseñadores de moda, el arroz con bogavante es un plato que me encanta, igual que me gustan unas buenas fabes o un cocido madrileño. Forma parte de «los básicos» de la cocina.

Y qué mejor lugar para comer bogavante que Galicia, lugar de donde procede el mejor marisco del mundo?

Puerto de O Grove

Mi segunda visita a El (O) Grove fue exclusivamente encaminada a disfrutar de una buena comida con el amigo Maté (ponga aquí su comentario gracioso). Recordamos haber disfrutado hace unos años en un restaurante de los que miran al puerto, pero no teníamos intención de repetir y decidimos dar un paseo, observando los distintos establecimientos en busca de una señal que nos hiciera decidirnos por uno u otro.

Velero en O Grove

En estas, llegamos a una calle de segunda linea y me llamó la atención el cartel de un restaurante por ser más moderno que el de la mayoría de lo que habíamos visto. También me gustó que estuviera un poco alejado del resto, como si hubiera llegado el último en una carrera por los mejores lugares.

Tal vez sea la sensación de pensar que sólo ahí podíamos descubrir algo nuevo, algo que el resto de los turistas hayan pasado por alto.

Y así fue como entramos en el restaurante O Cruceiro ya saboreando mentalmente el arroz con ese crustaceo de pinzas desiguales.

Restaurante O Cruceiro

El restaurante es del tipo que podríamos llamar funcional, con una decoración sencilla pero correcta, sin llegar al minimalismo de los restaurantes fashion y sobre todo, alejado del sobrecargado ambiente de otros restaurantes marineros con sus flotadores, cuadros de nudos y barcos en sus paredes.

Cuenta con dos salas, una, donde comimos, a pie de calle, directamente en la entrada y otra en un sótano en el que también se encuentran los baños.

Como nuestro arroz tardaría unos 20 minutos en estar listo, la camarera nos recomendó pedir algún entrante, para hacer la espera más llevadera. No queríamos perder el apetito por lo que sólo pedimos un platillo para entretener a nuestros rugientes buches (en aquel momento yo me habría comido un ñu asado con 50 Kg de patatas panaderas). La combinación de mejillones y setas nos pareció lo suficientemente atractiva y original.

Mejillones con setas

Los sabores del modesto molusco y de mis siempre apreciadas setas (aunque fueran de criadero) combinan de manera adecuada y nos ofrecen un plato de elaboración sumamente sencilla que podemos preparar en nuestra casa para sorprender a una visita.

A continuación (ya han pasado 20 minutos?) llegó nuestro arroz, perfectamente presentado y con un olorcillo que nos hizo relamernos de gusto.

Arroz con Bogavante

Muy rico, con el arroz en su punto y jugoso. Me sorprendió que el plato llevara bastante pimiento, sobre todo verde, pero el conjunto estaba muy sabroso y equilibrado.

paella vacía

Como podéis ver, sólo nos falto untar pan en la paella… La ración era de tamaño adecuado (un bogavante pequeño para dos) y acertamos al no pedir más entrantes.

Aún nos quedó espacio para probar un postre casero, una tarta de queso al horno a la que no pudimos resistirnos y que para nuestra alegría, estaba tan deliciosa como prometía.

Tarta de queso

He dejado para el final el comentario sobre el vino, a pesar de que fue lo primero que probamos. En la carta había una gran variedad de vinos blancos y teníamos claro que queríamos beber un buen Albariño (bueno, vale… un Rias Baixas), así que antes de caer en los ya conocidos Martín Codax o Terras Gauda, nos dejamos recomendar por la camarera, que nos ofreció “un vino de autor que acababan de embotellar”. Sin preguntar tan siquiera el precio aceptamos su propuesta y apareció con una botella de Abadía de Anxelus 2008 que demostró ser un vino espectacular.

Abadia de Anxelus

Ya sabéis que no soy un experto sumiller, ni falta que hace, pero puedo decir que el vino se mostró repleto de aromas y matices, muy agradable y equilibrado. Algo excepcional, tal vez reforzado por ser un momento óptimo para su consumo (muchas bodegas siguen vendiendo la cosecha de 2007).

He buscado por internet y no he encontrado información ni web de la bodega, por lo que me alegro de haber hecho una foto de la contraetiqueta y poder deciros que se trata de una bodega “Abadía de Ánxelus SL” situada en el mismo O Grove (Pontevedra). A ver si conseguimos que nos digan donde se puede comprar su vino!

En resumen, O Cruceiro es un buen lugar para comer. Ofrecen en su carta todo lo que se espera de un restaurante gallego, y además algunos guiños a platos más modernos y arriesgados, a un precio bastante correcto. Si vuelvo a ir seguro que me dejo aconsejar y pruebo alguna cosa diferente ya que había bastante donde elegir.

Lo peor: el comedor superior tiene una disposición un tanto extraña y la gente que entra y sale tiene que atravesarlo, pasando a tu lado. Había una música ambiente pero era como un murmullo que despistaba.

Lo mejor: El vino, excelente. El arroz muy bien preparado. Y la tarta de queso de esas que se recuerdan.

Precio: 78€ para dos personas (el vino 19€)

Valoración TyG: 8,3 de 10

Restaurante O Cruceiro
La Marina, 14
O Grove (Pontevedra) – 36980
986 731 640